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La denominación responde a vulgarizada de formación de un apellido. Aunque pudiera parecer más lógica del apellido Valles (por el licenciado Pedro Valles, de origen italiano, alcalde mayor de la Villa de Cañete, de las torres, al servicio del marqués de Priego, durante la primera mitad del siglo XVI, cuyo panteón familiar se conserva en el convento de Santa Clara) se identifica, sin embargo, con la del apellido Mallea y luego Mallén, subsistente tanto por transmisión oral como a través de los amanuenses en registros y documentos.

Fuente: Garramiola, E. 1997. Callejero y Memoria íntima de Montilla. Ed. Nuestro ambiente. Montilla

Santa Ana

Hay un proyecto del Ayuntamiento que si se lleva a cabo va a transformar el centro de Montilla completamente. Consiste en la eliminación total de la manzana de casas que quedan entre la Plazuela, la calle Ballén y la de Santa Ana, creando delante de la iglesia una plaza que le dará un aspecto desconocido.

Antaño el convento tenía el torno por la calle Fernández y Canivell. Por allí se cogían los encargos y se vendían los productos que elaboraban las monjas. Era de clausura total en el que las religiosas pasaban decenas de años sin salir. Tan sólo una enfermedad grave o un asunto de extrema importancia permitía la salida al exterior. Antonio Ramírez, que era mi padrino, llevó una vez a dos de ellas en su coche de médicos a Córdoba, ellas no tenían medios propios de locomoción como Sor Citröen. A la vuelta paró en Las Camachas para invitarlas a mojama. No sabemos si las madres consumieron algo o no.

Fuente: Como el Velo de Flor. Manuel Cobos.

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