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Calle de Santa Clara

La Nodriza (1934) 

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Se conoce como calle Santa Clara, a la porción en San Sada de Calle, delante del arco llamado del mismo nombre, una vez pasado desde el llano de palacio, al cual enlaza y Ducks, ceso por la fachada principal al compás del convento de monjas franciscanas, con anterioridad perteneciente a la calle Benedicto XIII con la que asimismo comunica.

 

Nombrada de Santa Clara a partir de octubre de 1994 en conmemoración del octavo centenario del nacimiento de la Santa de Asís, quién es, fundadora de la orden Clarisa. En ella se encuentra el antiguo monasterio dirigido a raíz de 1525 por iniciativa de María Jesús de Luna, hija, profesa del primer marqués de Priego.

Uno de los más importantes monumentos históricos artísticos, ligado a la más remota historia local.

 

Se accede a él desde un patio exterior cerrado a la calle, por la iglesia y locutorio bajo.

 

El templo cuenta con una fachada con pórtico de estilo gótico florido atribuida al gran maestro Alarife cordobés, Hernán Ruiz y un fino artesonado mudéjar, pos renacentista, conserva, admirables, retablos, imágenes y pinturas. Su retablo está dedicado a la Purísima Concepción y los santos fundadores Franciscanos.

 

Una de las imágenes de mayor veneración popular es la del crucificado conocido como el Padre de Familias, enviado en 1633 por el arzobispo y gobernador de México, fray Payo Afán y Enríquez de Rivera, su hermana, monja de este convento

 

Fuentes: Garramiola, E., 1997. Callejero y Memoria Intima de Montilla. Montilla. Ed. Nuestro Ambiente.

Este arco comunica el palacio con el convento. Tiene una gracia especial. Parece mentira que soporte el tremendo tráfico de coches que a diario pasan por él.

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Santa Clara tiene un patinillo a la entrada precioso. Es muy proporcionado, enchinado, con acceso a la iglesia, a las dependencias de las monjas y al torno.

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El Cristo que preside Santa Clara estuvo en uno de los navíos de Lepanto. Igual estuvo en el mismo barco en el que peleó Miguel de Cervantes, vaya usted a saber.

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Subiendo nos encontramos con la calle San Luis, donde está el colegio del mismo nombre. En sus puertas Fátima, una alumna del mismo, nos describe orgullosa la ermita, el colegio y el salón de actos, que antaño fue el Cinema Palacio, propiedad de los Jiménez que eran también pescaderos. Vivían donde está casa Ciriaco donde ponían coloraillo, una especie de aguardiente rojo de mucho tirón.

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Fuente: Como el Velo de Flor. Manuel Cobos.

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