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Casa Palop

El Señor de Osacar

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Edificio de bodega taberna que fue parte del conjunto arquitectónico del Colegio de los Jesuitas de Montilla en los siglos XVI, XVII y XVIII y Convento de Franciscanos desde 1796 a 1835. Usos vinícola, enoturismo y otros del Edificio “Casa Palop”. Fue bodega, casa de labor y taberna en el siglo  XIX y XX, situándose en el casco histórico de Montilla. 

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Hay que poner de relieve lo que el Edificio (Bodega Casa Palop)  aporta al conjunto de la sociedad y al municipio de Montilla:

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En primer lugar, por su relación con San Juan de Ávila y los Padres de la Compañía Jesús, dándole un alto nivel cultural a los habitantes de Montilla,.

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Y en segundo lugar, como lagareta que formaba parte de la interminable lista de instalaciones vinícolas urbanas que funcionaron en Montilla hasta mediados del siglo XX y que han ido desapareciendo, quedando hoy como una gran reliquia la Bodega Casa Palop, tanto del colegio de religiosos como de las industrias bodegueras de la Denominación de Origen Montilla Moriles.

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Está situada en la Calle Escuelas que adoptó el nombre debido al Colegio de la Compañía de Jesús que, parte de él, se ubicaba en la actual Casa Palop

Pero a lo largo de su historia, esta vía ha sufrido varios cambios de nombre, siendo en 1931 Calle Francisco Palop, más tarde pasó a llamarse Calle Calvo Sotelo y en 1979 volvió a recuperar el nombre que hoy conserva.

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En el número 29 falleció (1909) el médico jerezano, Francisco Palop Segovia, residenciado en Montilla desde 1874, precursor del auge de las ideas socialistas.

 

Promovió el establecimiento de la casa del pueblo-inaugurada con la visita de Pablo Iglesias-en la que organizó a través de la asociación, ilustración obrera, la escuela de adultos y actividades formativas, colaboró en conferencias y periódicos locales, sobre todo en El Aviso

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Fuentes: Web Casa Palop / Garramiola, E., 1997. Callejero y Memoria Intima de Montilla. Montilla. Ed. Nuestro Ambiente

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Hablar de Casa Palop es hablar de nuestra juventud, de cuando moceábamos, del tomate con sal, de los pimientos fritos y de las patatas de Sole y su marido. Y como no, de Ramón.

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En el patio había un testero lleno de jaulas con perdigones. A mí me agobiaba mucho ver a los animalitos allí cautivos. 

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En las bebidas había un oligopolio casi perfecto entre los biberones y los botellines de cruzcampo.

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Fue el hogar de la Peña flamenca El Lucero muchos años. Ocupaban unas estancias propias del Barril de amontillado de Allan Poe.

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En ese patio empedrado, con su pozo, las mesas de hierro verdes he pasado muy buenos ratos charlando con mis primos y las amigas de nuestra pandilla. Y como no, con José Antonio Portero y Conchi su mujer.

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Hoy es taller y refugio de Manolo Portero, donde crea sus hermosas creaciones y donde tiene el gusto de invitar a sus amigos alguna vez que otra.

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Al final de esta calle había a la izquierda una taberna donde no servían nada más que vino, era fría con mesas de formica marrones, de esas que las arrastran con mucho ruido. Aquí estaba el Ceregumil, por eso se llama la calle a partir de la Cuesta de las Caballeras Fernández y Ganivell.

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En la esquina, junto al torno del convento estaban las primeras Bodegas Navarro, que llegaban hasta la calle Enfermería.

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Fuente: Manuel y José Cobos. Como el Velo de Flor.

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