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Calle del médico Cabello

Prisionera (1928) 

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Fue conocida en el siglo XVI, como la calle de horno nuevo, por el último que se estableció para atender la parte más reciente de la localidad.

 

Fue en 1924 cuando el Ayuntamiento cambia el nombre de esta calle por el de calle de médico Cabello, en honor al médico Montijano titular forense, Antonio Cabello de Alba Bello, fallecido en diciembre de 1923.

 

Es una calle relativamente estrecha, y Y fue adoquinada y dotada de acerado en 1928. En 1931 se propuso por el concejal Villegas Arjona, el cambio de nombre por el de Calle García, quejido nombre de un político de la época. Esta propuesta no fue admitida por el Antón CES, alcalde en funciones Santiago Navarro Alcaide, alegando que la calle fue rotulada con el nombre de un montillano, cuya memoria debía perpetuarse Más tarde fue nombrada como Jacinto Benavente, denominación que dejó de ser usada en noviembre de 1936 cuando retorna a la de médico Cabello.

 

En las primeras décadas del siglo XX hubo en esta calle una escuela taurina.

 

Y hasta mediados de la década de los 60 la agencia local del servicio de extensión agraria.

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Fuente: Garramiola, E. 1997. Callejero y Memoria íntima de Montilla. Ed. Nuestro ambiente. Montilla

En esta calle estaba mi casa, que aún existe y las Bodegas Cobos, de las que queda la Bodega Vieja, una de las joyas de la arquitectura vinícola montillana.

Un azulejo a su entrada ponía: “Los cimientos de esta bodega se cavaron en los restos de un viejo coso taurino. Porque aquí estuvo hasta el año 1906 en que se fundaron estas bodegas la plaza de toros de Montilla, donde actuaron Machaquito y el Bombe, y donde el pintor Solana como banderillero del Bombe realizó una faena memorable”

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Junto a las bodegas hubo un cine de verano que llevó Ortiz de Galisteo, que cerró a mediados de los sesenta, cuyo terreno se integró en ellas. Desde la azotea de mi casa recuerdo vagamente la película El Puente sobre el río Kwai.

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En el otro lado estaba la Casa de García Toro, viejo bodeguero de los primeros años del siglo XX. Era padre de don Matías García de la Puerta. La bodega desapareció, parte de las botas de gran valor pasaron a Cobos. Otra parte se dedicó a bodega donde Antonio Espejo el Balaí crió durante años los vinos de la Casa Benítez de Córdoba. Dice mi hermano Pepe que una de esas bodeguitas fue de Manuel del Pino de Montalbán y que recuerda a unos franceses que vendían abonos. Luis Durán tuvo aquí su primera tonelería. Hoy es un restaurante

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Mi casa fue el consulado del Perú hasta el año 1986. El cónsul fue mi padre, Pepe Cobos, bodeguero y escritor montillano del que hace poco se cumplió el centenario de su nacimiento. Fue nombrado cónsul del Perú en Montilla cuando era ministro de asunto exteriores del país andino don Raul Porras Barranechea, un prestigioso intelectual peruano que vivió una temporada en esta casa de Montilla allá por los últimos años cuarenta del pasado siglo. Gracias a sus investigaciones se documentó el paso de Cervantes por Montilla, así como la existencia real de las Camachas, al encontrar el testamento de una de ellas en el protocolo de archivos de la ciudad. Josefina Carabias, escrito adelantada a su tiempo, también vivió en la misma casa en los años cincuenta cuando vino a hacer un reportaje para el entonces diario Informaciones, el más importante de la tarde.

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En la curva vivían los Marqués y un poco más abajo estaba la clínica veterinaria de Paco Prieto.

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Pepe Cobos fue cronista de la ciudad muchos años y miembro de la Real academia de bellas letras y nobles artes de Córdoba. Escribió mucho sobre Montilla y el vino “para criarlo y para gozarlo”.

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Fuente: Como el velo de flor. Manuel Cobos

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