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Calle De la Iglesia / Subida al Castillo

Bacante  1936

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En el padrón vecinal de finales del siglo XVII aparece esta calle como calle del Castillo, por contigua al flanco izquierdo de su comienzo, desde el cual se accede a la corta rampa de entrada al recinto de la foley, proyectado por el Alarife cordobés Juan Antonio, Camacho y situado sobre el solar del castillo medieval de los Fernández de Córdoba y Aguilar, que fue derribado en 1508 por mandato del rey católico Fernando V de Aragón en castigo del primer marqués de Priego acusado de sedición.

 

La gran torre cuadrangular de ladrillo visto obra de José de Bella (Montijano), en sustitución de la voz renacentista de Hernán Ruiz (1577) realza junto al Castillo, oteada desde los cuatro puntos cardinales, la monumental y emblemática perspectiva del templo mayor se reformó y reconstruyó por el mismo tiempo por el Alarife montalbeño a Agustin de Estepa.

 

Desde el seismo de Lisboa a mediados del siglo XVIII, ha pasado por diversas vicisitudes de deterioro y reparación.

 

La más reciente en los años 80 del siglo XX y De La Torre, que se reparo en 1992.

 

Junto al Marco del Castillo, se alza el monumento al sagrado corazón de Jesús, que fue promovido en su momento por iniciativa del arcipreste Fernández casado y de cuya imagen en piedra fue autor, Manuel Garnelo

 

Fuentes: Garramiola, E., 1997. Callejero y Memoria Intima de Montilla. Montilla. Ed. Nuestro Ambiente.

Los montillanos han vivido de espaldas al castillo muchos años. De hecho la primera vez que yo entré en él fue hace muy pocos años. Fue mandado demoler por Fernando de Aragón para escarmentar al señor de Priego. Era de los más hermosos y galanes del Reino. Hubo de traer gente de fuera, porque los paisanos se negaron a participar en semejante atrocidad. De aquel acontecimiento viene la expresión “más que los que cogió la pared”, porque en el derrumbe organizado por el Católico, se vino abajo un gran paño de muralla matando a muchos de los que allí había

Hoy lo ha recuperado Montilla para disfrute de propios y extraños, tras haber sido alhorí, granero y bodega

Muy cerca los Salesianos, que en Montilla llevan más de cien años. Por su colegio han pasado muchas generaciones de montillanos. Yo no estudié en sus aulas, creo que mi hermano Paco y yo somos los únicos primos de muchos que no lo han hecho allí. Mis recuerdos de los Salesianos pasan por la misa de once de los domingos a la que iba con mi padre y nos poníamos al final cerca de la puerta. Mi padre en el sermón salía a fumar. Me llamaba mucho la atención la asistencia de todos los alumnos en las filas delanteras y el férreo control que ejercían sobre ellos los curas. También recuerdo en su explanada la visita del embajador Philips, que vino en un helicóptero y congregó a muchísima gente. Yo era entonces un chiquillo, recuerdo haber ido con mi Tata Angelita. ¿A qué vendría ese hombre a Montilla?

En un pequeño cercado de espaldas a la iglesia, a media altura entre el castillo y la calle, está el monumento al Sagrado Corazón obra de Manuel Garnelo.

Fuente: Como el Velo de Flor. Manuel Cobos.

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