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Calle del Llano de Palacio

Doña Lola (1912) 

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Debe su nombre al espacio que se antepone a la residencia solariega de la familia Fernández de Córdoba, del linaje, nobiliario de la casa de Aguilar y marquesado de Priego, entroncada durante el siglo XVIII con la casa ducal de Medinaceli.

 

Tras el derribo de la fortaleza a principios del siglo XVI comenzó su construcción en la plataforma natural junto al monasterio Clarisó para dotar de nuevo aposento a la familia de la segunda marquesa de Priego durante la primera mitad del siglo XVI.

 

En la actualidad se encuentra reducida a un poco más de los cuerpos delanteros, la vivienda palaciegas solo conservan su aspecto exterior, perfilado en la fachada principal, de alargados, sillares, de cantería, de color, ocre, propia del terreno arcilloso local, con una portada de diseño neoclásico , ostenta , dos escudos de piedra blanca , con las armas de la casa de Aguilar , Feria y Córdoba.

 

En la explanada también se celebraron festejos taurinos, Como así, lo atestiguan las diferentes crónicas a partir del siglo XVI .

 

Es interesante conocer también que en la casa número dos, donde hoy se ubica la bodega Ortiz Ruiz estuvo ocupada por primera vez en octubre de 1899 por la casa y colegio salesiano hasta su traslado al año siguiente a los terrenos adquiridos en la calle Tarasquilla

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Fuentes: Garramiola, E., 1997. Callejero y Memoria Intima de Montilla. Montilla. Ed. Nuestro Ambiente

Esta plaza, que aquí llaman Llano, tiene unas proporciones extraordinarias. En él además del Palacio de los duques de Medinacelli estaba el Molino del Duque, las Bodegas de Tomás García, ll molino de León Lizaur y las bodegas Ortiz Ruiz.

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En el edificio que hay junto al Arco de Santa Clara estuvo por primera vez el colegio Salesiano cuando lo trajo el Conde de la Cortina. ¿Qué hubiera sido de Montilla sin el Conde?

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Frente a Palacio, haciendo esquina estuvo un tiempo uno de los establecimientos más míticos que ha habido en Montilla. Su dueño, Miguel Carrasco, lo catalogaba de Café Teatro y en él pasamos ratos inolvidables en compañía de Manolo Medio Jarrillo, Manolo el Lirio y Carrasquito que actuaban en el escenario que había. Pasábamos grandes ratos con sus ocurrencias que eran muchas. Hacía Miguel un número en el que interpretaba a una viudita vestida de negro que podía representarse por su calidad en Barcelona o en el mismísimo Broadway.

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En el Paseo de Cervantes se montaba la Feria del Santo con las casetas de los casinos, las peñas futbolísticas y los partidos políticos. Las atracciones de mi época eran simples: las barquillas, las escopetillas, los coches locos y el látigo. ¡Anda que no lo pasábamos bien!

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En una feria vimos a Tierno Galván que por algún motivo visitaba Montilla. Antonio Machín tuvo su última actuación en Montilla en los años setenta, ya estaba mayor, congregó a mucha gente en una carpa montada en el Llano.

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El paseo está adornado con esculturas de Rafael Rodríguez con una fuente.

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Fuente: Como el Velo de Flor. Manuel Cobos.

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